"¿Quién gobierna Alemania?", se pregunta con indignación Handelsblatt. El diario económico de Düsseldorf informa que la canciller alemana se enfrenta a "deseos, demandas y amenazas" de todo orígen para que Berlín se implique aún más en la salvación del euro.
En estos últimos tiempos, muchos sienten una vocación para aconsejar a la más grande economía europea sobre lo que debería hacerse en estos días de crisis. Estos gobernantes en ciernes se encuentran en Washington, Londres, Roma, Luxemburgo y París
Entre aquellos "a los que nadie ha invitado" y que piden más entusiasmo alemán en la lucha contra la crisis, Handelsblatt distingue a Timothy Geithner, el secretario del Tesoro de Estados Unidos,
que se ha presentado en el lugar de vacaciones de su homólogo alemán Wolfgang Schäuble tras anunciar que 'si se deja a Europa al borde del abismo, no se hará sino aumentar el coste de la crisis'.
Otro buen consejo indeseable para el diario es el de Mario Draghi, el patrón del BCE, que presiona a Angela Merkel para
permitir al BCE la polémica compra de bonos estatales y activar así el bazooka, como llaman los europeos del sur, a la emisión ilimitada de dinero por el BCE
Un miembro sorpresa de este círculo de "consejeros no invitados" sería el antiguo primer ministro británico Tony Blair, que
ha manifestado que el contribuyente alemán debería ser el garante de la montaña de deuda europea que alcanza 8.8 billones de euros
El último de la lista es el luxemburgués Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, cuya
patria parece que se ha vuelto demasiado estrecha. Reprocha a Alemania hacer continuamente política interna en la crisis del euro y 'querer dirigir a los otros miembros de la unión monetaria como filiales'.
En este contexto, Handelsblatt añade que
La singularidad y la dignidad de su función prohiben a Angela Merkel contradecir directamente tales reproches. Es el jefe del grupo de los liberales del Parlamento, Rainer Brüderle, quien está a cargo de ello. Haciendo alusión a la visita relámpago de Geithner a Schäuble, ha declarado al Handelsblatt:'Visto el presupuesto desolador de los Estados Unidos, es difícil no tener la impresión de que la crisis de la deuda en Europa no constituya una conveniente maniobra de diversión'.