“La prohibición podría durar algunos meses”, anuncia en portada Mladá fronta DNES, después de que el viernes 14 de septiembre el ministro checo de Sanidad decretase la prohibición de la venta de bebidas que contengan más del 20 % de alcohol. Los aguardientes y otras bebidas espirituosas embotelladas han desaparecido de las tiendas, de los restaurantes y de los bares por una ola de intoxicaciones por alcohol adulterado que desde el 6 de septiembre se ha cobrado 21 vidas en todo el país. La mayoría de las víctimas se concentran en las regiones fronterizas con Polonia, en Moravia-Silesia, y en las regiones de Zlín y Olomouc. La policía ya ha investigado a 23 productores y distribuidores sospechosos de haber añadido metanol a las bebidas y se afana en la búsqueda del origen de todo el alcohol adulterado.
Según Lidové noviny, que publica los primeros resultados de la investigación, “el veneno proviene de Polonia. Del líquido limpiaparabrisas anticongelante” de los coches. La policía sospecha que los productores emplearon metanol procedente de Polonia: ya en julio, Gazeta Wyborcza reveló que “el metanol, tres veces más barato que el etanol que se usaba hasta ahora, pero que es tóxico, se empleaba desde 2010 para la fabricación de líquido limpiaparabrisas por cuestión de precio”. Aparentemente sin estar al corriente de ese cambio, los productores checos de bebidas espirituosas con pocos escrúpulos siguen aprovisionándose de líquido limpiaparabrisas en Polonia para elaborar sus bebidas.
La ola de intoxicaciones no respeta las fronteras y se extiende a otros países vecinos: “El envenenamiento también afecta a nuestro país”, recalca en portada el 17 de septiembre el diario eslovaco SME, según el cual, la víspera, ocho personas intoxicadas con metanol habían sido hospitalizadas en la ciudad de Presov, mientras que ya ascienden a 4 los muertos en Polonia. Por eso, las autoridades sanitarias polacas ya han anunciado la prohibición de la venta de alcohol de alta graduación que provenga de República Checa.
“Que la prohibición se levante lo antes posible se considera un asunto de interés público”, comenta Lidové noviny, puesto que ello supone para el Estado una pérdida valorada en 750 millones de coronas (alrededor de 30 millones de euros) al mes en impuestos. Según las cifras publicadas por Hospodárské noviny, en República Checa se venden 155.000 litros de licores al día.