El 7 de noviembre Angela Merkel explicó su visión sobre Europa ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo. Pero la canciller, asegura el Süddeutsche Zeitung, se encuentra “sola con su plan”. Tras la recomendación de sacar partido de la crisis para remediar los “errores fundamentales de la unión económica y monetaria”, Merkel esconde “el proyecto de reformas más ambicioso desde que se introdujo el euro”, considera el diario de Múnich.
Uno: Merkel quiere una nueva política en los mercados financieros (con una autoridad bancaria europea); dos: una política fiscal (con un perro guardián europeo al mando si es posible); tres: un Parlamento Europeo más fuerte para legitimar todo; y cuatro: una política económica común.
La canciller propone una injerencia inédita en los asuntos internos de los países. Algo que estos últimos seguramente rechazarán seguir, señala el SZ, que califica esta reacción de “penosa”.
La canciller debe sentirse muy sola estos días. [...] En Francia, el presidente se esconde en su mundo imaginario. En España e Italia, se alegran de que el coste de la deuda haya bajado. [...] Y en Grecia, crece la esperanza de poder continuar, todavía, negociando. [...] A Merkel le faltan medios para presionar por imponerse a la mayoría letárgica. Europa vuelve a caer en una mentalidad de bazar. [...] Puede que fuese mejor sacar los instrumentos de tortura que los planes de construcción.
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En Ginebra, Le Temps subraya “la incapacidad de Angela Merkel de parecer algo que no sea una madrastra médica. Capacitada para sanar a sus pacientes, pero seguramente no para hacer que confíen en ella”.
Para el diario, el gran discurso de Angela Merkel ante los eurodiputados ilustra esta dimensión que Berlín obvia:
Los remedios de la doctora Merkel son “Made in Germany”. Se han ideado para curar los males físicos, para restablecer el buen funcionamiento de los órganos que se han estropeado a lo largo de los años de integración comunitaria mal gestionada. Pero la UE no padece reuma. Sufre una grave depresión, padece una incapacidad de proyectarse conjuntamente hacia el futuro. Es de sentido común que eso también se pasará solo, doctora Merkel. La química alemana, a la que iba a consagrar su vida profesional, no lo resuelve todo.