Hace un año, los rumanos salían a las calles todos los días para expresar su descontento frente a la corrupción de las elites políticas y para hacer público su deseo de tener un Gobierno “como los de otros lugares”, evocando a los de Europa occidental. Un año después, el país tiene un nuevo Ejecutivo, pero los manifestantes de 2012 se sienten engañados porque el Gobierno de Victor Ponta preconiza las mismas medidas de austeridad que “en otras partes”, y porque la corrupción está lejos de ser erradicada. Por eso preciso relanzar la discusión, defiende el diario.
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