El primer ministro irlandés, Enda Kenny, se mostró tímido a la hora de ofrecer disculpas oficiales del Gobierno por la implicación del Estado por enviar a mujeres a trabajar a los conocidos Lavaderos Magdalene, centros de trabajo de carácter católico que operaron en Irlanda durante buena parte del siglo XX.
Una investigación para dilucidar la implicación del Gobierno en los Lavaderos, ha descrito las brutales condiciones en las que las mujeres trabajaron sin remuneración, en una situación que otros han descrito como "esclavitud blanca".
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