El 15 de octubre, "Suiza habrá hecho lo que había prometido a Europa", escribe Le Temps : "Perforar bajo los Alpes el túnel ferroviario más largo del mundo(57 kilómetros) para ofrecer una vía rápida para el eje de tránsito Norte-Sur". A principios de los años 90, recuerda el periódico de Ginebra, la UE presionó a Suiza para que aceptara el libre tránsito de camiones de 40 toneladas. El rechazo de esta petición por razones medioambientales, motivó la búsqueda de una solución ferroviaria. En 1992 Suiza y la entonces Comisión Económica Europea (CEE), firmaron un acuerdo sobre el tránsito de mercancías y viajeros. "Es así como el túnel de Lötschberg, abierto en 2007 y el túnel de Gotardo (que abrirá en 2017), constituyen el eslabón alpino de una cadena ferroviaria que enlaza Rotterdam con Génova". Según las últimas estimaciones, la construcción de las Nuevas Transversales Ferroviarias Alpinas (NTFA) costará unos 18.700 millones de francos suizos (14.000 millones de euros), de los cuales 12.200 corresponden a Gotardo y el túnel de base del Monte Ceneri, situado en la prolongación del túnel de Gotardo. "Son 3.900 millones más que el proyecto presentado al Parlamento y al pueblo hace doce años", subraya el periódico.
Una vez acabado el túnel, Le Temps se pregunta si "Suiza no corre el riesgo de someterse a nuevas exigencias de la UE para convertirse en un corredor Este-Oeste", ya que "la adhesión a la UE de antiguos países del bloque del Este ha modificado el mapa de tráfico". Si la demanda sigue aumentando sobre el eje Norte-Sur, sobre el eje Este-Oeste esta demanda ha explotado claramente". De momento, sin embargo, las autoridades suizas consideran que "este tráfico europeo Este-Oeste pasará más bien al Norte y al Sur del eje alpino Austria-Suiza" particularmente por los ejes París-Estrasburgo-Múnich y España-Lombardía-Los Balcanes.