Con ocasión de la apertura de la decimocuarta asamblea general del Consejo Judío Mundial (WJC), el 5 de mayo en Budapest, el primer ministro Viktor Orbán defendió "la tolerancia cero" contra el anti-semitismo, mientras los incidentes contra la comunidad judía se multiplican durante los últimos meses.
Si el ministro israelí de Energía, Silvan Shalom, ha calificado la intervención de Orbán como una "señal fuerte y clara a la comunidad judía húngara y a los extremistas", el WJC se ha mostrado más crítico, lamentando que el primer ministro
no haya hecho ninguna referencia a incidiente anti-semita o racista alguno y tampoco ha marcado con claridad la distancia entre el Gobierno y los sectores de extrema-derecha.
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La víspera, el partido de extrema derecha Jobbik reunió a 500 manifestantes en Budapest para rendir homenaje a "las víctimas del sionismo y del bolchevismo", denunciando "el complot israelí contra Hungría".