Para tres de cada cuatro europeos, "lo peor de la crisis está por llegar", resume El País, tras la publicación de una encuesta el 7 de mayo en varios diarios europeos. Realizada durante el pasado mes de abril en seis países europeos (Alemania, España, Francia, Polonia y Reino Unido), esta encuesta contiene algunas sorpresas, señala el diario:
los españoles aparecen como los más optimistas: un 40% de los encuestados cree que en un año la situación mejorará, frente al 60% que cree que no. Un 47% cree que irá a algo peor y un 13%, a mucho peor.[...]La resistencia a creer que lo peor está por llegar probablemente tiene que ver con el convencimiento de que ya se han hecho muchos sacrificios y que la situación no puede deteriorarse más.
*"Es el único dato esperanzador de España", continua El País, puesto que los españoles "muestran los mayores recelos" hacia las reformas y las medidas de austeridad: el 76% creen que tendrá influencia negativa sobre la economía y la sociedad. Les siguen los italianos, que se pronuncian en un 71% contra esta política:
En general, más de la mitad de los europeos se suma a esta tesis, que pone en tela de juicio los beneficios futuros del cambio. Solo los polacos se muestran abrumadoramente a favor de que los cambios beneficiarán a largo plazo (un 76%).
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Pero la palma del pesimismo le corresponde a Francia, subraya Le Monde.
De media, el 92% de los europeos tienen un sentimiento negativo hacia el futuro de su país o sobre la suerte de sus conciudadanos. En el Hexágono, el 97% de los hogares ven las cosas en negro [...]Y sobre todo, el 85% de los franceses piensan que las cosas no harán sino agravarse el año que viene, por un 75% en el caso de los europeos.
El diario indica que "esta depresión refuerza la proximidad que sienten los franceses hacia los países latinos".
No se acompaña de un rechazo radical de Europa: la pertenencia a la UE sigue siendo algo ventajoso para el 55% de los franceses, mientras que para el 57% de los alemanes representa un hándicap.
Incluso si "la temida catástrofe, alimentada por el discurso reinante, es un espejismo [...] es una prueba de un miedo que va más allá de una simple crisis coyuntural. [...] La angustia "número uno" no es perder el empleo sino no poder envejecer en condiciones dignas (47%) o no poder acceder a cuidados médicos(25%)".