Pungesti, un municipio pobre del departamento de Vaslui, en el este de Rumanía, se ha convertido en el centro de la revuelta rumana contra el gas de esquisto. Desde el 14 de octubre, los habitantes protestan contra un proyecto de exploración de la compañía norteamericana Chevron, que anunció el día 17 de octubre que renuncia provisionalmente a continuar los trabajos.
Los habitantes de Pungesti “no quieren la prosperidad de los norteamericanos, porque viven de la agricultura, y [con las exploraciones] sus aguas serán contaminadas”, explica Romania libera. Pero, según el diario, sus protestas son guiadas por la Iglesia, que había cedido un terreno a la empresa norteamericana y ahora quiere recuperarlo. Una acusación negada por los sacerdotes.
Las autoridades locales quieren organizar un referéndum para consultar a la población sobre el problema del gas de esquisto en su zona, mientras que Chevron, por su parte, asegura que solo pretende explorar el subsuelo y que para ello posee todas las licencias necesarias.
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