Miles de personas (50.000 según los organizadores y 20.000 según la Policía) se manifestaron en Moscú el 1 de marzo en homenaje al opositor Boris Nemtsov, asesinado el viernes pasado por desconocidos en las proximidades de la Plaza Roja, en pleno corazón de la capital.
Mientras que sus partidarios hablan de un “asesinato político”, las autoridades rusas llaman a una “provocación” con vistas a “desestabilizar” el país y sus dirigentes actuales. La investigación ha sido confiada al Comité de Investigación de la Federación Rusa, departamento totalmente dependiente de la autoridad del Kremlin y encargado de los crímenes y delitos más graves y sensibles.
El diario hace notar de igual manera que
la imagen de Rusia en el extranjero, sus muchos aspectos, las perspectivas de mejora en las relaciones con Occidente, dependen de la eficacia y la transparencia de la investigación criminal de las autoridades rusas. […] Esto añade además otro aspecto negativo en el marco de unas relaciones ya muy tensas: la cuestión de los derechos y las libertades democráticas. […] Además, mientras que tras los acuerdos de Minsk, Estados unidos y la Unión Europea no han adoptado todavía la decisión final respecto al endurecimiento de las sanciones contra Rusia, el asesinato de Nemtsov (si la investigación se considerase como inadecuada según los occidentales) podría proporcionar un argumento de peso para aquellos que abogan por la línea dura con Moscú.
Live | IA, medios de comunicación y democracia: ¿una ecuación imposible?
con
El evento >