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"Los promotores del Acuerdo transatlántico sobre Comercio e Inversión (TTIP) entre la UE y los EE.UU. han cometido un gran error. Tal vez no se dan cuenta que ahora que el proyecto de acuerdo ha sido revelado por Greenpeace", escribe Alexander Hagelüken en el Süddeutsche Zeitung. Para el editorialista, "la obsesión de Washington con el secreto de las negociaciones ha proyectado la sombra de un omplot contra los europeos", y, de hecho, "algunas demandas de Estados Unidos van en contra de los intereses de los ciudadanos Unión ", como el abandono del principio de precaución. Si los europeos saben defender los principios fundamentales, como la protección de los consumidores, "la soberanía de su normativa sanitaria y del medio ambiente" y "la protección de la inversión", sólo en estas condiciones, agrega Hagelücken,
el TTIP puede ser beneficioso para los ciudadanos. El libre comercio es el corazón de la economía de mercado y ha contribuido al bienestar de Europa. El objetivo de la TTIP debe ser facilitar el comercio con Estados Unidos, pero sin renunciar a nuestros valores. Cualquier compromiso incluye concesiones, pero no puede ir en contra de los intereses de los ciudadanos. Si Washington insiste en hacer demandas inaceptables, Europa no debe plegarse a ello. Hasta el punto de renunciar al acuerdo.
“EE UU y la UE deben evitar la opacidad para salvar el acuerdo comercial”afirma por su parte El País en un éditorial. El diario recuerda que “el proteccionismo es un obstáculo a la prosperidad y un mal presagio para la estabilidad política general”, y por tanto que “ El propósito general es razonable: la intensificación de las relaciones comerciales y financieras depararía mayores posibilidades de aumento del bienestar de los ciudadanos, fundamentalmente a través de mayor número de empleos”. En todo caso, añade, “ ni el excesivo apagón con el que se están llevando a cabo las negociaciones ni las presiones de grupos de interés para reducir las garantías de los intercambios apuntan en la dirección correcta.”
Los documentos revelados por Greenpeace confirman para El País
avala algunos de los temores advertidos desde un primer momento: las intenciones de reducir los niveles de la regulación europea en aspectos esenciales de ese tratado. […] La El empeño de Washington, al parecer asumido por la canciller Merkel con ocasión de la reciente visita del presidente Obama a Europa, de cerrar las negociaciones antes de fin de este año podría conducir a un mal acuerdo. […] En aras de salvar la iniciativa, harían bien las autoridades europeas en eliminar la opacidad hasta ahora dominante. […] De lo contrario, el espectro del proteccionismo se incorporará al peor ambiente europeo desde el nacimiento de sus instituciones.
