En The Guardian, Timothy Garton Ash ha escrito un artículo elogiando a tres pensadores europeos que han fallecido este año, Ralf Dahrendorf, Leszek Kolakowski y Bronislaw Geremek. Con su participación política en los años cruciales del levantamiento húngaro (1956), la Primavera de Praga (1968) y la caída del Muro de Berlín (1989), ayudaron a crear la historia europea. “Con ellos”, escribe, “desaparece la última cohorte de europeos que crecieron con los horrores de la Segunda Guerra Mundial”.
Tanto Kolakowski como Geremek crecieron en la Polonia de la guerra. Geremek incluso “fue testigo de la vida y la muerte en el gueto de Varsovia”. Entretanto, el alemán Ralf Dahrendorf, a sus 15 años, participó en un movimiento juvenil de resistencia anti-Nazi. Cada uno de ellos, con las experiencias vividas, expone Garton-Ash, contribuyó a la consecución de la Europa libre en la que vivimos actualmente. Concluye que, puesto que “somos niños que hemos vivido épocas con más suerte” debemos mantener Europa sin el “impulso elemental que procede de la experiencia personal y por ello necesitamos más y mejor historia”. “Una historia de la que seamos conscientes con las experiencias de personas individuales”.