“Una huelga típicamente checa”, titulaLidové noviny en alusión al libro “El buen soldado Švejk”, del escritor y humorista checo Jaroslav Hasek, que trata de un hombre honesto, ingenuo e incompetente. Inspirados por este héroe literario nacional, los praguenses han asumido la protesta con paciencia.
En lugar de echar pestes sobre la huelga de transportes organizada por los sindicatos para protestar contra las medidas de austeridad impuestas por el Gobierno, especialmente la reforma de la jubilación, han aprovechado la circunstancia –ningún tren ha funcionado, como tampoco ha circulado el metro de Praga por primera vez en su historia- para quedarse en sus casas, coger la bicicleta o cogerse unos días de vacaciones, según recoge el diario.
Por otro lado, los miles de manifestantes que han desfilado por la capital secundando la llamada de los sindicatos han recibido al ministro de Finanzas, Miroslav Kalousek, con una lluvia de tomates y huevos, relata Lidové noviny. El presidente Vávlav Klaus ha tenido que anular la fiesta organizada por su 70 cumpleaños, cuenta Hospodářské noviny. Este periódico concluye: “La explosión de cólera del pueblo, el Armageddon social y la invasión del espíritu francés en Europa central” finalmente no se han producido; “se han chocado con el espíritu Švejk de los checos".