La economía alemana no es tan sólida como parece. Al menos así opina The Economist. Al basarse en la exportación de automóviles y los bienes de equipamiento de calidad, "hoy es víctima de su éxito", constata el semanario londinense. "Los mercados mundiales son volátiles: el excedente de la balanza de pagos ha caído la mitad en relación a un formidable 8% del PIB el año pasado". La solución: desarrollar el sector de los servicios, aunque los alemanes se hayan mostrado siempre reticentes a hacerlo, así como facilitar la creación de empresas.
"Desde hace una década, las empresas, los sindicatos y los políticos alemanes se han propuesto hacer competitiva su economía de exportación, con unos resultados espectaculares. Ahora, su país debe reforzar su economía interior", recomienda The Economist cuando se acercan las elecciones legislativas del 27 de septiembre. "Ha llegado el momento de experimentar", concluye el semanario.