"Nuestra sociedad está enferma”, titula The Daily Telegraph, al informar sobre las consecuencias de las revueltas en la capital británica y en el resto del país. Mientras el primer ministro condenaba la “enfermedad” de algunas partes de la sociedad británica, la policía y los tribunales estaban procesando alrededor de 800 personas que fueron arrestadas durante los disturbios, revela el diario conservador. Entre ellos había profesores auxiliares, estudiantes, una niña de primaria y un muchacho de 11 años, cuyo aspecto dejó al juez “desconcertado”, afirmando que “a alguien que tiene menos de 12 años, no puedo ni siquiera detenerlo”.
Mientras tanto, en Birmingham, prosigue el Telegraph, el padre de un hombre asesinado que defendía su propiedad durante las revueltas hacía un llamamiento a restaurar la calma. “Negros, asiáticos, blancos, todos vivimos en la misma comunidad,” declaraba Tariq Jahan. “¿Por qué tenemos que matarnos los unos a los otros? Dad un paso hacia adelante si queréis perder a vuestros hijos, de lo contrario, volved a casa.”
Los alborotadores “no son manifestantes”, publica el editorial del periódico, “son saqueadores, vándalos y ladrones. “Las lecciones sociales pueden esperar: ahora lo que necesitamos es “restaurar el orden en nuestras calles”. Eso es precisamente lo que han hecho turcos, polacos, kurdos y sijes, resistiendo frente a lo que los vándalos han venido haciendo en todo el país, señala un comentarista. Los inmigrantes británicos “han demostrado no sólo ser tan respetuosos con la ley como los anglosajones, sino incluso estar mucho más entusiasmados”.