De Morgen trata en su portada "la difícil vida de los camioneros de Europa del Este", transportistas venidos de Bulgaria, Rumanía, Polonia o Moldavia que, según explica el periódico flamenco, son contratados por empresas logísticas belgas implantadas en Europa del Este, donde cuentan con mano de obra más barata y condiciones de trabajo mucho más flexibles. “Un problema para los belgas” que tienen miedo de quedarse sin trabajo pero “una solución para los camioneros de Europa del Este” que, aún así, reciben un salario bastante más interesante que el de sus compañeros que trabajan para empresas locales. Sin embargo, apunta el diario, “su vida no tiene nada de envidiable”: normalmente pasan tres semanas en sus vehículos pesados -que les sirven a menudo de cocina, salón y dormitorio- y después tienen solo una semana de descanso en la que pueden volver a su casa.
A pesar de que las empresas en cuestión dicen que no hay “nada ilegal” en sus prácticas, De Morgen señala que la Unión Belga de Obreros del Transporte (UBOT) ve “suficientes razones para ir a los tribunales”. “La UBOT exige que los salarios de los europeos del Este se equiparen al de los belgas para poder prescindir de los camioneros extranjeros”.