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Tras dos días de agitados debates en la Asamblea Nacional, De Volkskrant constata que Geert “Wilders socava la autoridad de Mark Rutte”, el primer ministro liberal. “Mediante una serie de incesantes provocaciones dirigidas a la oposición, a los griegos, al islam y al mismo primer ministro, el líder del PVV ha suscitado la mayor indignación hasta la fecha entre sus amigos y enemigos”, relata el diario. Por ejemplo, Wilders ha calificado a Job Cohen, jefe de la oposición laborista, de “caniche del Gobierno”, a las mezquitas de “templos del odio” y a los griegos de “estafadores”. Mark Rutte ha declarado estar “extremadamente exasperado” por la forma con la que las propuestas de Wilders han acaparado el debate del presupuesto de 2012, “mientras estamos en plena crisis [económica]”. Por su parte, la oposición estima que Wilders “juega con la reputación de Países Bajos”. El interesado considera que estas críticas son “hipócritas”, porque hace años que se le tacha “de extremista, de racista y de xenófobo” en el Parlamento. “El Gobierno minoritario debería plantearse si la cooperación política [la coalición minoritaria con el apoyo parlamentario del PVV] puede o debe continuar”, plantea Trouw. Por su parte, De Volkskrant pide a Rutte que demuestre “un sólido liderazgo moral y que el comportamiento de Wilders no le paralice ni a él ni a su Gobierno”.
